La biología proporciona al fisioterapeuta una comprensión fundamental de los procesos vitales que ocurren en la unidad básica de la vida: la célula, lo cual es indispensable para entender la salud, la lesión y la recuperación. El conocimiento de la membrana celular, su estructura y sus mecanismos de transporte (pasivo, activo, canales iónicos), es crucial para entender cómo las células nerviosas y musculares generan y propagan potenciales de acción (excitabilidad), base del movimiento y la sensibilidad, y cómo agentes físicos (como la electroterapia o el ultrasonido) pueden modular la permeabilidad y actividad celular. Comprender el metabolismo celular y la función mitocondrial (producción de ATP) explica la capacidad energética para la contracción muscular, la reparación tisular y los fenómenos de fatiga. La comunicación celular (transducción de señales) es esencial para entender procesos como la inflamación, la respuesta al dolor y la liberación de factores de crecimiento que orquestan la reparación. Finalmente, entender el ciclo celular y la división celular (mitosis) es vital para comprender la capacidad de regeneración y reparación de los tejidos tras una lesión (p.ej., proliferación de fibroblastos en la cicatrización), así como la respuesta celular al estrés mecánico (mecanotransducción), que es la base científica de por qué el ejercicio terapéutico promueve adaptaciones y mejoras funcionales a nivel microscópico.